Los primeros rayos de luz entraban por la ventana.
Acurrucada bajo una manta, medio tumbada en el raído sofá, sintió el frío de la
mañana; estiró sus piernas y volvió a acomodarse, tirando suavemente de la
prenda que más que taparla, pesaba.
Un sabor conocido llenaba su boca, una mezcla
amarga. Sabor a sangre y hambre, el sabor del dolor y la resignación, de la
pena y la rabia. Un regusto metálico adornado de hierba y madera se colaba por
su garganta.
Con arcadas se quejó su estómago y con la amarga
bilis revolviéndole el alma corrió deprisa al cuarto de baño; agachó su cabeza,
se asió a la taza del wáter y se dispuso a echar su vida por la boca.
Un seco golpe abrió la puerta de par en par, ella
giró la cabeza con restos de vómito colgando de sus labios, miró de reojo,
comenzó a temblar, allí se acercaba él, tan macho, tan hombre…
¡Magnífico relato! Me temo, qué se acerca su maltratador. Horrible estar en la piel de ella.
ResponderEliminarBesos, feliz tarde
GRACIAS POR ESTAR QUERIDA AMIGA, POR COMPARTIR SIEMPRE UN RATITO DE TU TIEMPO. LO VALORO MUCHO.
ResponderEliminarBESOS
INTENSO TU RELATO. TE FELICITO.
PD YO AMO LOS ANIMALES, PERO NO SÉ SI HARÍA LO QUE AQUELLA MUJER HIZO POR SU PERRO.
Que miedo Niebla. Que terror.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué duro!.
ResponderEliminarLástima que no sea realmente un relato sino una realidad para muchas mujeres.
Un besito.
¡Qué fuerte! se dispuso a echar su vida por la boca, muy muy fuerte.
ResponderEliminarUn beso.
Duro, intenso, fuerte, horrible...miedo, mucho miedo..
ResponderEliminarTan duro que están dispuestas a perder la vida entre golpes y vómitos, por miedo, por no atreverse...no nos podemos poner en su piel, pero si podemos ayudar...
Gracias Verónica, Luján, Jaal, Belén y María.
Muchos besos